Cuando el fútbol lloró con Neymar

No Vi—Sentí

No soy un analista deportivo común. Nacida en Tower Bridge, hija de madre brasileña y padre ingeniero británico, crecí con los ritmos del samba durante los descansos. Cuando Neymar hizo su última curva esa noche de junio—60.000 almas en silencio bajo las luces—no vi goles. Vi a una niña llorando sola en las gradas.

Los Números Tenían Nombre

LA vs Flamengo: 4-2-3, ritmos como tambores. Neymar—33, con pies de terciopelo, deslizando defensores como poesía. ¿Estadísticas? Anotó dos veces. Pero no era sobre xG o tasa de tiros: era sobre cómo miró la foto de su esposa antes del pitido.

No Medimos Juegos—Recordamos Almas

La verdadera amenaza? No son tácticas. Es quien recuerda a Neymar cuando se va del campo—not como leyenda, sino como alguien que aún escucha a su madre cantar samba en un piso vacío en West London mientras retransmite viejos partidos a las 2am.

Esto no es sobre victorias o posesiones. Es sobre cómo el fútbol te sostiene cuando nadie más mira.

Tú también has llorado por un juego que significaba nada… hasta que significó todo.