Cuando los futbolistas millonarios pueden permitirse principios

Martin Braithwaite acaba de escribir la historia definitiva de “tómate este trabajo y métetelo donde te quepa” en el fútbol español. El danés de 32 años –cuyo padre es dueño de una lucrativa empresa inmobiliaria en Nueva York– literalmente abandonó el campamento de pretemporada del Espanyol al enfrentarse a la Segunda División.

La salida que resonó en La Liga

Según informes de Relevo:

• Dejó la base de entrenamiento en Marbella sin permiso
• Se saltó el amistoso contra el Cádiz
• Se dirigió directamente a su casa en Barcelona

El nuevo director del club, Fran Garagarza, lo calificó como “inesperado y desagradable”, lo que en español significa “estamos absolutamente furiosos”.

La economía del poder del jugador

Lo que me fascina como analista es que este no fue un movimiento desesperado. Braithwaite tiene acciones en el negocio familiar. Su trabajo benéfico con su esposa muestra prioridades morales más allá del deporte. Esto es lo que pasa cuando el talento se encuentra con la libertad financiera.

El Espanyol ahora enfrenta un dilema: ¿disciplinar a su jugador mejor pagado o ceder a sus demandas? Con 2 años restantes en su contrato de €4M anuales, no pueden liberarlo sin más.